Un estudio recientemente publicado en la revista Obesity Review, indica que el aumento en los niveles de actividad física se asocia con una mejoría en la calidad de la dieta. De acuerdo con este estudio, el ejercicio aporta un aumento de la sensibilidad de las señales fisiológicas de saciedad, lo cual repercute en un mejor control del apetito, a la vez que modifica las respuestas placenteras a los estímulos de comida. Por lo tanto, ejercitarse es benéfico para la modificación del metabolismo (a corto plazo), así como de las conductas alimenticias (a largo plazo).
Imagen: ejerciciosfisicos.es
Además, este estudio revela que la actividad física produce cambios específicos en la estructura del cerebro, aumentando el volumen de materia gris en sus zonas prefrontales. Esta zona tiene un control inhibitorio que se aumenta con el ejercicio físico, capaz de eliminar respuestas inadecuadas de acuerdo con un objetivo; siendo así, el ejercicio físico nos hace menos impulsivos. Esta reducción en la impulsividad, hará que en el futuro, la persona que se ejercita logre mantener un peso saludable, puesto que será capaz de rechazar aquellas tentaciones hipercalóricas que le hagan ganar peso.
Imagen: sentirmebien.com
En definitiva, razones sobradas existen para ejercitarse. ¿Tú ya te ejercitaste al menos 30 minutos hoy?
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